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Uno de los objetivos más importantes y destacados para los autores de la Reforma del IRPF ha consistido en la reducción del número de persona que tienen la obligación de presentar declaración-liquidación por el IRPF. Este mismo objetivo se hallaba ya reflejado en el Libro Blanco para la Reforma del IRPF. De esta forma, asegura Hacienda, se concentrarán los controles sobre los sectores donde se producen los niveles de fraude más elevados.
Pero, esta reducción de la presión fiscal indirecta sobre los particulares se ha transformado en una mayor presión fiscal indirecta sobre las empresas, los bancos, las gestoras de fondos de pensiones y de inversión e, incluso, las propias Administraciones Públicas. El Gobierno, ya que las Cortes Generales no han tenido ninguna actuación en relación con el calendario, ha decidido que los particulares que no están obligados a presentar declaración-liquidación deban presentar las solicitudes de devolución entre el 1 de febrero y el 31 de marzo. Casualmente o expresamente, estas fechas coinciden con el proceso electoral que culmina el 12 de marzo. Para que esto pueda ser así, y el Gobierno se apunte un tanto, se han aprobado toda una serie de modelos de declaraciones tributarias que deben ser presentadas durante el mes de enero por las empresas y otros agente económicos.
De esta forma, si en cada mes de enero ya existía la obligación de presentar la declaración del 4º trimestre del IVA y su resumen anual, si se deben regularizar las retenciones y se debe terminar la contabilidad de cada empresa, en el año 2000, por el interés de los que están a la cabeza de la Administración, se deben presentar, además, declaraciones sobre salarios, rentas profesionales, dietas, intereses, alquileres, premios, rescates de fondos de inversión, préstamos hipotecarios, intereses de préstamos hipotecarios o donativos.¿ No son demasiadas cargas para los agentes económicos en un solo mes? ¿Qué tiempo quedará para producir, invertir o investigar nuevos servicios o productos?
La Administración se escuda alegando que se prepararán programas de ayuda para los obligados y que las declaraciones se pueden presentar por Internet. Sin embargo, se olvida de que no ha habido tiempo material de preparar tales programas y que todavía no existe una cultura de Internet en nuestro país (sólo unos dos millones de usuarios y los precios no están al alcance de todos los bolsillos ni de todas las empresas).
Finalmente, existe el riesgo de que tras haber trabajado todos durante todo el mes de enero para Hacienda, la Agencia se retrase en sus compromisos de devolución alegando problemas técnicos o problemas de implantación del sistema. La Agencia no puede olvidar que ella sí que debe trabajar todo el año para los ciudadanos.
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