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El Comité Económico y Social Europeo (CESE) pide a la Comisión Europea y a los Estados miembros que apliquen los sistemas de regulación fiscal existentes y los regímenes fiscales a la economía colaborativa/digital. «El marco legal debe conducir a un sistema fiscal justo y equilibrado para todas las actividades económicas y modelos comerciales, sin limitar el potencial de la economía colaborativa para proporcionar empleo y crecimiento», dice Giuseppe Guerini, ponente de la opinión del CESE sobre impuestos a la economía colaborativa, que fue aprobado en la sesión plenaria de octubre.
La economía colaborativa está creciendo rápidamente, encontrando su lugar en cada vez más sectores comerciales. Sin embargo, las regulaciones tributarias actuales no tienen en cuenta apropiadamente nuevos modelos comerciales y actividades económicas. Esto crea incertidumbre legal y fiscal, distorsiona la competitividad y conduce a la evasión de impuestos y la pérdida de ingresos para los Estados miembros de la UE. Para abordar estos problemas, el CESE insta a las autoridades nacionales a intensificar su cooperación y adaptar sus reglamentaciones al nuevo entorno económico, proporcionando un conjunto claro de normas sobre obligaciones tributarias.
Al mismo tiempo, desde el punto de vista del Comité, solo un enfoque genuinamente europeo, que cree un marco legal común e integrado con regulaciones coordinadas y armonizadas, podrá abordar adecuadamente la economía digital ya que sus actores a menudo operan a través de las fronteras o incluso sin una organización establecida en Europa. Un marco común también fortalecería el mercado único europeo.
«La regulación fiscal debe estar en línea con el objetivo general de la Comisión de gravar los beneficios cuando se realicen. Las empresas en la economía colaborativa deberían someterse a imposición de la misma manera que otras empresas en los Estados miembros. Las autoridades europeas deben establecer canales de cooperación más allá de Europa para establecer algunas reglas básicas para una economía verdaderamente digital», dice Krister Andersson, coponente de la opinión del CESE.
En su opinión, el Comité examina los impuestos directos e indirectos. Cree que la introducción de un umbral de ingresos razonable podría ayudar a regular la tributación de los ingresos y considera que debería comunicarse más información sobre las obligaciones tributarias al público en general.
Además, el órgano consultivo insta a los legisladores nacionales y de la UE a que sigan el principio de neutralidad para garantizar el acceso al mercado y las condiciones equitativas para las empresas convencionales y nuevas. Aunque las nuevas tecnologías facilitan e impulsan la economía colaborativa, el CESE considera que es importante evaluarlo en su totalidad, sin equipararlo con la economía digital.
«Cuando se trata de adaptar las regulaciones actuales, no debemos olvidar que la economía colaborativa involucra diferentes actores y modelos de negocios con diferentes actividades y métodos de pago», dice Krister Andersson, refiriéndose, por ejemplo, al hecho de que la economía colaborativa involucra a profesionales y no profesionales, así como las transacciones monetarias y no monetarias.
La diversidad de la economía colaborativa es un desafío no solo para los impuestos y leyes fiscales, sino también para las leyes laborales y los sistemas de seguridad social. Los legisladores y legisladores de la UE deben garantizar que los consumidores, los trabajadores y los proveedores de servicios, así como la privacidad y los datos personales, estén protegidos. El CESE recomienda involucrar a la sociedad civil y las partes interesadas relevantes en futuros debates sobre estos temas. El propio Comité pretende evaluar aún más los requisitos de política fiscal, así como el impacto y los resultados de la tributación de la economía digital.
El CESE utiliza el término «economía colaborativa» para referirse a modelos comerciales en los que las actividades son facilitadas por plataformas colaborativas que permiten el uso temporal de bienes o servicios, a menudo proporcionados por particulares. Sus transacciones generalmente no implican un cambio de propiedad y pueden llevarse a cabo con fines de lucro o sin fines de lucro.
La economía colaborativa ya ha transformado varios sectores, como el transporte de corta y larga distancia, junto con el sector hotelero y la gestión de alquiler de casas y habitaciones. Otros sectores, como ciertos servicios financieros, cuidado personal y servicios de salud, también están cada vez más dentro de su alcance. Se espera que más sectores se unan en los próximos años. En 2015, los ingresos relacionados con la economía colaborativa en la UE se estimaron en unos 28 000 millones de euros. El año anterior, solo representaba la mitad de esa cantidad. Se estima que, en el futuro, la economía colaborativa podría generar entre 160 000 y 572 000 millones de euros en toda la UE.
