1. Introducción
Si en alguna cosa coincidimos la mayoría de las personas es en el miedo que sentimos la mayoría a dirigirnos al público. Todos los expertos apuntan en el mismo sentido: tenemos miedo al ridículo, y en nuestro país este miedo se encuentra muy extendido. La mejor manera de superarlo, en la práctica, constituye en pensar que nos estamos dirigiendo a un grupo de amigos. Si bien la mayoría de los ciudadanos no todos somos grandes oradores, sí que podemos ser unos oradores amenos y eficaces si hacemos llegar nuestro mensaje de forma clara, cordial y efectiva.
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