Uno de los objetivos fundamentales de la nueva regulación del IRPF introducida por la Ley 40/1998, de 9 de diciembre, consiste en la simplificación de la gestión tributaria mediante la reducción considerable del número de contribuyentes que se encuentran obligados a presentar declaración-liquidación por el nuevo IRPF en el año 2000 en relación con las rentas obtenidas en el año 1999.
Estos contribuyentes que ya no quedan obligados a presentar declaración-liquidación no quedan excluidos de la obligación de contribuir por el Impuesto sino que el pago del IRPF se ha efectuado previamente a lo largo del año 1999 a través de retenciones e ingresos a cuenta sobre las rentas efectivamente percibidas.
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