1. Introducción
Independientemente del tamaño o sector en el que se hallen encuadradas, un rasgo común a la mayoría de las empresas es que han nacido gracias a la figura de un emprendedor que invierte sus ahorros en el proyecto que inicia.
No es menos habitual que con posterioridad se apoye en recursos de familiares y amigos – los famosos «fools and friends´´ – para afrontar las necesidades que provoca la escasez de recursos propia de los inicios de cualquier empresa. Si la misma tiene una evolución positiva y continúa creciendo es probable que de nuevo se requiera una inyección financiera.
En este caso, y de forma muy general, existen tres grandes opciones:
- Que la empresa se autofinancie.
- Que acuda a una entidad financiera, debiendo avalar con las garantías pertinentes, o
- Que acuda al «mercado´´ a buscar esos fondos. Por «mercado´´ queremos significar potenciales inversores – personas físicas o jurídicas – que apoyen el proyecto, con reglas del juego diferentes a las que marca un Banco o Caja, las cuales todos conocemos y en las que no vale la pena incidir.
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