1. Introducción. Trámites administrativos que pueden realizarse través de la Red
El tiempo se ha convertido en uno de los valores más apreciado de nuestro tiempo y la tecnología es una de las herramientas que nos permite ahorrar este moderno tesoro. Resultaría, cuando menos, preocupante, contar las horas que hemos pasado en nuestra vida, realizando cola en cualquiera de las ventanillas de la Administración Pública, para pagar un tributo, renovar un permiso o gestionar un contrato.
Pero esta situación podría finalizar, ya que cada vez son más los servicios que la Administración pone a disposición del ciudadano en la Red, para optimizar tiempo y recursos y adaptarse al desarrollo de las Nuevas Tecnologías y de las nuevas necesidades de la sociedad. Como era de esperar, uno de los servicios digitales más desarrollados son los relacionados con la Agencia Tributaria. La campaña de la Declaración virtual de la Renta de 2001 fue todo un éxito, más de un millón de ciudadanos optó por declarar a Hacienda desde su ordenador. Hacienda ha anunciado que en breve se podrán pagar algunos impuestos con tarjeta de crédito a través de Internet.
El último avance hacia al administración digital en España consiste en la posibilidad de enviar contratos de trabajo por Internet y poder acceder a la base de datos de las administraciones públicas que regulan el empleo. Con el objetivo de que estos avances lleguen a todos, el Gobierno ha anunciado la intención de digitalizar las líneas telefónicas en las zonas rurales para facilitar su acceso a Internet. Son, sin duda, buenas noticias aunque es sabido que el Plan Info XXI, que tenía como objetivo situar España en una posición de liderazgo en el uso de nuevas tecnologías, no ha tenido el éxito esperado por falta de presupuesto y planificación.
2. Servicios públicos digitales en Europa
España actualmente está en el octavo puesto de la Unión Europea, en lo que a nivel de gestión digital se refiere. La mitad de los servicios públicos de los países miembros de la Unión Europea están disponibles en Internet.
Irlanda es el Estado líder en la Administración electrónica europea, seguido por los países escandinavos e Inglaterra. En estos estados, los servicios públicos destinados a la recaudación de impuestos también son los más extendidos. El resto de gestiones que tanto ciudadanos como profesionales deben realizar ante las ventanillas públicas, pero que no reportan ningún beneficio directo para la Administración, como la obtención de documentos y licencias (permisos de conducir, pasaportes, etc.) o el registro de empresas son los menos desarrollados.
Fuera de las fronteras de la UE, Canadá, Estados Unidos y Singapur son los líderes en la oferta de servicios públicos por Internet. El pequeño país asiático supone un ejemplo de Administración digital enfocada al ciudadano, en la que el 77% de los servicios se pueden desarrollar en la Red, tales como solicitar un pasaporte enviando una fotografía en formato .jpg y pagando las tasas de gestión con tarjeta de crédito.
3. ¿Votar por Internet?
¿Se imaginan un DNI con un chip que permita identificarnos en la Red?. Aunque todavía pueda parecer un poco futurista, no está tan lejos la aprobación de este documento de identidad digital.
Pero lo que sí será una auténtica revolución social es el voto electrónico, el poder participar en consultas políticas o sociales desde el ordenador. Se trataría de una nueva forma de democracia más libre, más abierta, si bien se debe admitir que mientras no se generalice el acceso y la educación en nuevas tecnologías, no se podrá hablar de verdadera democracia electrónica global. Pero es un servicio añadido que las Administraciones deben empezar a ofrecer a los ciudadanos, y ya en algunos municipios españoles han desarrollado iniciativas de consulta por Internet a sus habitantes, sobre cuestiones locales.
La confidencialidad de los datos transmitidos es la clave para cualquier gestión digital administrativa y de especial importancia en el caso de unas posibles elecciones con voto electrónico. Debe garantizarse que una persona no pueda votar con otra identidad y también el anonimato del votante. A pesar de nuestro apoyo incondicional al desarrollo de las Nuevas Tecnologías, en este caso resultaría comprensible una cierta reserva, al no poder garantizar al máximo la identidad de la persona que está detrás del ordenador.
El freno cultural a este tipo de acciones es a menudo mayor que el tecnológico y el acto de votar tiene una carga simbólica de la que puede resultar difícil desprenderse. Pero la nueva democracia, más que mera sustituta de la forma tradicional de votar, debe servir para facilitar el voto desde el extranjero, por ejemplo, y, sobretodo, para fomentar un sistema de gobierno más consultivo, tanto para el ciudadano como para los sectores profesionales que podrían opinar y participar en el desarrollo de nuevas normativas o investigaciones.
4. Conclusiones
Por último, debemos afirmar que si ben el voto por Internet supone un paso más allá en la evolución de la sociedad de la información, lo que no debería estar muy lejos es que las Administraciones públicas, siguiendo el ejemplo de la Banca, apostaran por aumentar los servicios vía Internet, con el objetivo de optimizar parte de sus recursos y también de ahorrarnos tiempo de espera en algunas ventanillas.
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