Los principales economistas estadounidenses, liderados por Alan Greenspan y Paul Volcker, defienden de forma conjunta en un artículo de un periódico estadounidense el impuesto directo al carbono como vía para combatir el cambio climático y “enviar una clara señal a los mercados para dirigir a los actores económicos hacia un futuro con bajas emisiones de carbono”.
El tratado firmado por los 45 economistas se basa en la supresión progresiva de combustibles fósiles para el año 2030, una fecha que todos los informes científicos consideran límite para frenar el cambio climático. Dicho plan fiscal para gravar las emisiones de carbono ha sido desarrollado por dos ex secretarios de estado, James Baker y George P Shultz. Según destacan desde la web Ecoinventos, Nancy Pelosi, Demócrata de California y presidenta de la Cámara de representantes, prometió que la cámara adoptará la legislación sobre el clima.
En la declaración están incluidos puntos como la importancia de brindar descuentos a todos los ciudadanos y mantener un ingreso fiscal neutral -es decir, que los ingresos se reembolsen a los ciudadanos y no al gobierno, acelerando la transición a una economía más sostenible y promoviendo el crecimiento económico a través de la inversión en energías alternativas-. Quien más contamina, más paga y lo recaudado se destina a las acciones de lucha contra el cambio climático.
Numerosos economistas han demostrado que subir los precios a través de impuestos es mucho más eficiente que los controles gubernamentales directos sobre la cantidad de emisiones mediante límites regulatorios. Finlandia fue el primer país en implementar impuestos al carbono en 1990, calculando el costo por tonelada emitida entre 44 euros y 54 euros. En la actualidad, cerca de 45 países cuentan con este sistema, como Dinamarca, Noruega o Suecia.