El sector del taxi en Madrid no consiguió ninguno de los objetivos que se había marcado cuando comenzó la huelga indefinida que se extendió a lo largo de 16 días. Pese a lo anterior, los taxistas tuvieron en la mano, el día que comenzó la huelga, una propuesta de la Comunidad de Madrid para que el Ayuntamiento tuviese un marco normativo para poder regular la precontratación de los Vehículos con Alquiler de Conductor (VTC), no lo aceptaron y luego, cuando quisieron volver atrás, ya era demasiado tarde y la precontratación se convirtió en una «línea roja» para el Gobierno regional. Este fue su primer y gran error pero cometieron otros.
Por ejemplo, la visión política del conflicto era que no era un problema nacional ya que ésas eran competencias de las Comunidades Autónomas. Además, hubo poca afluencia de los taxistas y sus asalariados, apenas unas 2000 personas en las concentraciones más numerosas, como la de la Puerta del Sol.
La imagen pública del gremio del taxi está deteriorada por las recurrentes protestas de este sector que aboga por eliminar o limitar enormemente otro que ya de por sí se ha visto afectado por las protestas de los taxistas, el de las VTC. Por si fuera poco, el parón en los servicios del taxi ha tenido consecuencias muy negativas para el colectivo, y es que, mejoró el tráfico, se redujeron los atascos y, para colmo, se realizaron el triple de descargas de las aplicaciones para la solicitud de servicios de VTC.