Al heredar una empresa familiar, una de las principales trabas son los impuestos a liquidar. Cuando se observa el contexto internacional, la mayor parte de los países no aplican gravamen alguno, de hecho, el 60% de los países no hacen tributar a las herencias de los negocios familiares. Analizados un total de 65 países, España está en la media de los países desarrollados, aunque por encima de otros estados del entorno como Alemania, Reino Unido, Italia y Portugal, si bien es menor que la de Francia.
Así, si tomamos como ejemplo una empresa valorada en diez millones de euros en activos que pasa de una madre a su hijo, entre las naciones desarrolladas Canadá es el país en el que más se paga, con 2,109 millones de euros, seguido de Japón, con 1,683, y Grecia, con 956.500, mientras que en Sudáfrica, por ejemplo, la factura llega hasta los 3,25 millones. No obstante, en buena parte de los estados analizados la factura es de cero euros. En España se pagaría 110.769 euros aplicadas las exenciones del tributo, una cantidad inferior a la de Francia –842.394– y Bélgica –300.000–, pero superior a los 270.079 de Países Bajos y los cero euros de Reino Unido, Alemania, Italia y Portugal.
Una factura de 3,5 millones
Sin exenciones fiscales, la factura en España asciende a 3,497 millones, aunque esta cifra es ficticia. Al ser el impuesto de Sucesiones y Donaciones un tributo que depende de las comunidades autónomas, hay una gran diferencia entre el tipo estatal regulado y las bonificaciones introducidas posteriormente por cada comunidad. Casi todas las autonomías tienen reducciones para este supuesto. En Estados Unidos ocurre algo parecido entre estados federales, de forma que la factura oscila entre los 1,06 millones de aquellos con mayor presión fiscal y los 521.460 de los de menos.
Si en lugar de una herencia es una donación, en España se pagan 110.769 euros en el mismo ejemplo, menor a los 421.197 de Francia y los 273.080 de Países Bajos, aunque por encima de los cero euros de Reino Unido, Alemania, Italia y Portugal.
Una suma millonaria
En España, una buena diferencia en las transmisiones se traza cuando los herederos no son directos: fue el caso de Dimas Gimeno, sobrino del expresidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, al que en 2016 le tocó pagar una millonaria suma a la Comunidad de Madrid que permitió enjugar buena parte del déficit de la región. En España se requiere la participación de al menos un 5% en la empresa, además del mantenimiento de estos títulos en los próximos cinco o diez años, según la región, para poder acogerse a las bonificaciones a este tipo de transmisiones.