Las actuales polémicas sobre si la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido establecida por la Ley 26/2009, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2010 pondrá en peligro la recuperación económica que necesita España no son baladí.
El Impuesto sobre el Valor Añadido es un impuesto indirecto que graba el consumo de los bienes y servicios por el cliente final, es decir, por el consumidor final. Normalmente, los consumidores suelen ser las personas físicas (familias) puesto que el IVA para las empresas no es un coste.
No obstante, para aquellas empresas o empresarios cuyas actividades no den derecho a la plena deducción del IVA soportado, por ejemplo, las empresas financieras, las aseguradoras, las de atención sanitaria o las de educación, tendrán un incremento adicional de costes que, igualmente, repercutirán a sus usuarios finales para poder seguir obteniendo la misma rentabilidad en sus operaciones.
Así pues, todo parece indicar que el coste del aumento del IVA será mayoritariamente asumido por los consumidores finales, es decir, las familias.
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