En el momento de cerrar este nuevo ejemplar de nuestra revista, la cuenta atrás continúa: faltan menos de cuarenta días para la inminente llegada de la moneda única el 1 de enero de 2002, y por tanto, para que se inicie el período de convergencia entre ambas monedas, el euro y la peseta. A partir del 1 de diciembre, se iniciará la distribución de euros en el pequeño comercio y los particulares, a partir del 15, podrán acudir a su banco para solicitar un monedero con 12,02 euros, cantidad equivalente a 2.000 ptas, para facilitar el tránsito a la nueva moneda. Pese a todo, se calcula que existe una cuarta parte de las pymes que todavía no han iniciado el proceso de adaptación.
No obstante, debemos recordar que si bien hasta el 28 de febrero de 2002 todavía existirá la posibilidad de utilizar la peseta para todo tipo de operaciones, el compromiso existente consiste en que se inicie la circulación efectiva del euro, por lo que, en principio, nadie debería sorprenderse de si pagamos en un establecimiento en pesetas y el comerciante insiste en devolvernos el cambio de la venta en euros.
En los últimos días hemos asistido a la proliferación de noticias relacionadas con la afloración de dinero negro, derivado del nerviosismo de particulares y empresas por la aceleración de la cuenta atrás. Sabemos que ha aumentado la circulación de billetes -en un 10%, posiblemente a consecuencia de la aparición del dinero custodiado en cajas de seguridad-, se ha disparado la venta de automóviles de gama media- alta y alta, los trabajadores cotizantes a la Seguridad Social han superado largamente los índices de empleo creado -en unos momentos de supuesta desaceleración económica y nueva subida del desempleo- y en el ámbito inmobiliario, se habla de 800.000 millones de dinero «blanqueado» mediante operaciones de compra y venta de inmuebles, lo que ha provocado un incremento de los precios de la vivienda en un 14%.
Por otra parte, según declaraciones del Ministro de Hacienda, la Administración calcula que más de dos billones de pesetas de dinero no declarado saldrán a la luz por una u otra vía. Por tanto, el dinero que se oculta al fisco correspondería al 22% del P.I.B. Y el proceso de implantación del euro, según lo previsto, no supondrá que el dinero negro desaparezca, sino que gran parte de él se mantendrá igual y en los mismos sectores, sólo que en la nueva moneda. Asímismo, una vez producido el cambio de pesetas a euros, tampoco se prevé un importante descenso del consumo, sino únicamente una ligera disminución durante los meses de febrero a marzo.
A partir del 1 de enero de 2002, las entidades bancarias podrán cambiar hasta 2 millones y medio de pesetas por su equivalencia en euros sin exigir ningún tipo de justificación documental sobre la procedencia de estos ingresos. La cantidad se refiere a una sola operación, por lo que será posible realizar el canje en varias ocasiones o en diversas oficinas, en principio, sin problema alguno. Sólo existirá la posibilidad, no la obligatoriedad, de que el banco solicite la identificación del cliente.
Desde esta redacción, nos permitimos facilitar a nuestros lectores unas breves consejos para afrontar estas últimas semanas:
÷ Como todos sabemos, hasta el 1 de enero de 2001 la moneda euro no es válida y hasta el 15 de diciembre, en principio, los particulares no pueden disponer de euros. Por tanto, si alguien intenta cambiarle de pesetas a euros, aprovechando la confusión, sobretodo en personas de edad avanzada, lógicamente éstos serán falsos.
÷ No se inquiete por la seguridad de su dinero. La moneda euro se encuentra dotada de un sistema de especial protección para evitar falsificaciones.
÷ Confíe en la madurez de la sociedad. Históricamente, los cambios de moneda suelen asumirse por la ciudadanía con relativa facilidad. Así ocurrió en Francia con la transición a los francos, en España con la supresión de los céntimos, en otros países europeos, etc.
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