En los últimos años los contratos temporales parecen haberse convertido en el centro de la crítica de sindicatos, analistas económicos, políticos etc. Esta mala imagen, viene impuesta porque se generaliza la presunción de fraude de ley. Es indudable que ha sido frecuente la utilización del contrato temporal de forma incorrecta, con el único objetivo de evitar de forma fraudulenta la consolidación de otras figuras contractuales acordes con la legislación laboral. Sin embargo, afortunadamente, los que utilizan el contrato temporal de forma fraudulenta, son muchos menos de los que lo utilizan de conformidad a la ley. Éstos últimos tienen el derecho de utilizar este contrato con tranquilidad, sin esconderse y sin ser objeto de crítica. El contrato temporal es necesario para muchas actividades, y en España, tenemos ejemplos muy claros. El más importante es el turismo. Alguien puede poner en duda que en un negocio de temporada, como puede ser un hotel de playa, se pueda discutir la necesidad del contrato temporal. Evidentemente, no. La prohibición del contrato temporal comportaría la perdida de muchas ofertas de trabajo. No podemos olvidar que lo mejor es enemigo de lo bueno.
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