Pasado ya el calor más intenso del verano, y sobre todo la campaña en el Impuesto sobre Sociedades del ejercicio 2008, habría que considerar la posibilidad de reflexionar sobre el modelo tributario que queremos para nuestro país.
¿Cual sería el modelo de gestión tributaria más eficiente? ¿Cómo se puede avanzar en el control efectivo de las obligaciones tributarias de los contribuyentes de la forma más fácil posible? ¿Cómo se puede evitar la disminución de la utilización "dinero negro”? ¿Los mecanismos de control para reducir el fraude fiscal son utilizados correctamente? O ¿Queremos continuar aumentando la dificultad en la complejidad del sistema tributario español?.
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