A finales de 2004, la población activa extranjera en España alcanzaba 1.852 mil personas
Una de las tradicionales deficiencias del mercado de trabajo español era la baja tasa de actividad. No obstante, en los últimos años se ha avanzado mucho en este aspecto, gracias especialmente a una mayor incorporación de las mujeres al mercado de trabajo con el progresivo aumento de su cualificación profesional y también a una mayor tasa de actividad de la población extranjera. En efecto, la tasa de actividad de las mujeres extranjeras en España era en 2004 del 65% frente a 56% de las españolas. Sin embargo, no es éste el caso en otros países europeos en los que la tasa de participación femenina extranjera en el mercado laboral es sustancialmente menor que la de las nacionales.
La ocupación juvenil, otro de los grandes problemas del mercado laboral español, ha mejorado considerablemente en los últimos años, de sostenido crecimiento económico, aunque la tasa de paro de los jóvenes sigue siendo muy superior a la media. En este segmento un rasgo que sobresale es que el paro juvenil es mayor entre los nacionales que entre los extranjeros. No obstante, ésta no es la norma entre los países con una mayor historia en la entrada de inmigrantes. En ellos, la tasa de desempleo de los extranjeros jóvenes es sensiblemente superior a la de los jóvenes nacionales.
Otro segmento de la población que tiene dificultades en el mercado laboral es el de las personas con mayor edad. En general, estos trabajadores tienen una tasa de paro bastante superior. En el caso español, la tasa de paro de los trabajadores mayores de 55 años españoles es un poco superior a la de los nacidos en el extranjero.
En cuanto a los sectores en los que se concentra el empleo extranjero, en España son construcción, servicio doméstico, comercio, hoteles, restaurantes y agricultura. La tendencia a la terciarización de la economía también ha afectado al empleo de los inmigrantes, de modo que la mayor parte de sus puestos de trabajo se halla actualmente en los servicios.
Otra tendencia es la creciente importancia de la autoocupación de la población inmigrante. Esto puede ser el reflejo de un mayor espíritu emprendedor, pero también podría ser debido a la dificultad de encontrar un puesto de trabajo asalariado por problemas como dificultades de lenguaje, reconocimiento de diplomas o falta de experiencia en el mercado laboral. En España, en cualquier caso, la proporción de extranjeros autónomos es relativamente baja, pero la tendencia es creciente.
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