Desde el 1 de enero de 2011 están exentas del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) las cantidades satisfechas por la empresa para desplazamiento de los empleados entre su lugar de residencia y el centro de trabajo en transporte colectivo, hasta un máximo de 1.500 euros al año, ya que han dejado de tener la consideración de rentas en especie.
Si bien el objetivo del Gobierno es contribuir a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y evitar los atascos en las entradas en horas punta, los trabajadores también pueden tener un ahorro fiscal a través de estos incentivos.
El sistema funciona de forma parecida al ticket guardería o al cheque comida, pero todavía existen numerosas dudas en cuanto a la operativa de funcionamiento ya que se exigen unos requisitos de control en la forma de pago (tarjeta monedero) y en los puntos de venta, entre otros, todavía sin implementar.
La Agencia Tributaria ya comienza a moldear criterios y considera transporte público al que lleve más de nueve pasajeros, por lo que excluye el taxi. Un producto más en los paquetes de retribución flexible. (Fuente: Bellavista)