Las empresas del Ibex, que representan a la mayor parte de grandes compañías en España, han dejado de ser el gran maná para Hacienda. En 2012, pagaron en su conjunto en torno a 4.200 millones de euros al fisco en concepto de impuestos sobre el beneficio.
Esa cifra es casi la mitad menos de lo que abonaron en 2011. Una gran parte de ese dinero se recauda en España, por ser donde las empresas tienen la sede, con contadas excepciones como Arcelor Mittal, con sede en Luxemburgo.
La crisis económica ha hecho que el impuesto de sociedades, que tradicionalmente era una de las fuentes de ingresos más suculentas para las arcas públicas, sea ahora un arma de doble filo para Hacienda. La recesión ha provocado pérdidas multimillonarias en muchas compañías. Esto no solo les exime de pagar impuestos sobre el beneficio. Además, les genera un colchón de deducciones fiscales que podrán utilizar a futuro.
Esta situación, unida a otras desgravaciones fiscales o al hecho de tributar en otros mercados más favorables, ha hundido la recaudación fiscal. Si no fuera porque aún quedan grandes contribuyentes que, como Endesa, Repsol y Telefónica, superan los mil millones de impuestos, el saldo de las tasas liquidadas por el conjunto de las empresas del Ibex sería negativo para Hacienda. La otra cara de la moneda son grupos como ACS o Banco Popular, que, debido a las pérdidas millonarias de 2.500 millones y 3.400 millones antes de impuestos, respectivamente, el pasado ejercicio, han generado colchones fiscales de más de mil millones.
Este nuevo escenario en el impuesto de sociedades ocurre en un momento en el que el Gobierno, sediento de ingresos para taponar el déficit público del Estado, ha convertido la recaudación fiscal en una auténtica cruzada. Y también se produce cuando muchas multinacionales, sobre todo tecnológicas y estadounidenses, están sometidas a una creciente polémica por hacer uso de vericuetos internacionales para reducir la factura fiscal.
Pese a todo, en su conjunto, las empresas del Ibex han aumentado el tipo impositivo real que pagan. En 2011, fue del 17% y, en 2012, del 20%. Pero, al haber muchos menos beneficios, se ha reducido la base imponible y, por lo tanto, el volumen total recaudado. Además, el tipo efectivo sigue estando lejos del tipo oficial del 30% que existe en España.
Fuente: Expansión