La renta media española, una de las más castigadas

La subida del IRPF se prorrogará, al menos, un año más. El tipo máximo, del 52%, seguirá situando a España como el quinto país con mayor carga fiscal sobre las nóminas de todo el contexto internacional. Pero ni siquiera este dato refleja el impacto real de la ley de IRPF española. Una norma que ha condenado a las rentas medias a soportar el mayor gravamen sobre los ingresos laborales de todo el mundo.

Los estudios del Instituto Juan de Mariana han puesto en evidencia las consecuencias de un tributo que castiga a las rentas que superan los 33.007 euros con un tipo en el Impuesto sobre la Renta del 40%, un nivel de carga fiscal tan sólo alcanzado por Reino Unido, también con un 40%, pero lejano para el resto de países con economías comparables a la española.

El resultado es difícil de justificar. España aplica un gravamen del 24,75% a las rentas de hasta 17.707 euros anuales. Del 30% a las personas con ingresos entre ese umbral y los 33.007 euros. Y del 40%, hasta los 53.407 euros. Por encima de esas cantidades, lejos ya de las clases medias, el impuesto sigue subiendo: al 47% hasta 120.000 euros, y así hasta llegar al 52% que entra a partir de 300.000 euros.

Pues bien, según los estudios del instituto, para las rentas de entre de 10.000 y 20.000 euros al año, el tramo predominante en España, del 24,75%, es mayor que el de Alemania (del 20%), que el de Francia (del 14%), que el de Italia (23%) o que el de Reino Unido (20%). Y también supera al de Estados Unidos (15%), Polonia (18%) o Singapur (2%). Aunque eso sí, en esa franja de rentas bajas, el tipo español es inferior al de Suecia (31,6%), Finlandia (27,6%) y Noruega (28%).

A partir de ahí, y a medida que las rentas se acercan a la media, el castigo fiscal va siendo comparativamente más acusado. De este modo, para las personas con ingresos entre 20.000 y 30.000 euros, España aplica un tipo predominante del 30%, superior al de Alemania (25%), Francia (14%), Italia (27%), Reino Unido (20%), Estados Unidos (25%), Singapur (3,5%) e incluso Noruega (28%). Pese a ello, Suecia (31,6%), Finlandia (38,6%) o Polonia (32%) castigan aún más que España este tramo de ingresos.

Y en el momento en el que llegamos al escalón por excelencia de las clases medias, España muestra su dureza máxima. Las rentas entre 30.000 y 40.000 euros alcanzan en España el tipo del 40%, cuando ni Suecia (31,6%), Finlandia (38,6%), Noruega (28%), Polonia (32%), Alemania (31%), Francia (30%), Italia
(27%), EEUU (25%) o Singapur (7%) llegan a rozar ese nivel fiscal.

Tan sólo Reino Unido iguala a España en el 40%, pero con una importante diferencia: a partir de ese nivel ya no sube sus tipos hasta que se alcanzan los 150.000 euros al cambio, mientras que en España, el tipo inmediatamente superior –del 47%– entra ya en la franja de 50.000 a 60.000 euros. En concreto, a partir de 53.407 euros. La comparativa es aún más sangrante si se observa que todos los países analizados tienen rentas per cápita superiores a la española, a excepción de Polonia, por lo que el impacto real del impuesto repercute en España de una forma más severa y más limitadora de la capacidad de ahorro de las familias.

Y más aún si se observa que tampoco hay una escapatoria clara en los tramos de renta más altos. Mientras en España, con 300.000 euros anuales, se alcanza el tipo máximo fijado en el 52%, en Alemania, Francia, Italia, Noruega o Reino Unido se sitúan entre el 40% y el 50%.

Fuente: El Mundo