La progresiva bajada en las ventas de coches equipados con motor Diesel iba a tener diversas repercusiones a corto plazo que ya se dejan notar. Por un lado, aumenta el stock en los concesionarios de los motores alimentados por gasóleo, mientras los usuarios dirigen su mirada a otras opciones como la hibridación y los tradicionales motores de gasolina. Esto se traduce en un aumento de la recaudación por el impuesto de matriculación, basado en las emisiones del mencionado dióxido de carbono.
De hecho, la subida en la recaudación ha sido notoria en el mes de enero de 2019, al superar en un 31,5% los registros obtenidos en el mismo mes del año 2018. Según datos de la Agencia Tributaria, el montante final se ha situado en 48,67 millones de euros, frente a 37 millones de euros logrados en 2018. Esto se debe a unas matriculaciones de coches con motor de gasolina más elevadas que en ocasiones anteriores, con un 60% de las entregas frente al 28,9% ocupado por motores Diesel y un 11,1% de híbridos y eléctricos.
También ha subido la cuota del impuesto, desde los 358 euros de media vistos en 2018 a los 502 euros del mes de enero de 2019. Supone un 39,8% adicional. Además, el precio medio de los vehículos comprados en España llega a 17.829 euros, impuesto de matriculación incluido. Un 0,01% más. Las emisiones de dióxido de carbono se colocan en los 123 gramos por kilómetro de media, cinco gramos más que en el mismo período de 2018.