El nuevo impuesto que gravará los gases fluorados tendrá un carácter más recaudatorio que medioambiental. Esto es lo que opinan, con las cifras por delante, algunos de los afectados: agricultores, industria alimentaria, transportistas y distribución, que son los principales usuarios de estos gases, destinados a mantener refrigerados los alimentos, ya que compran toneladas al año.
Mientras, el aire acondicionado casero, por ejemplo, suele tener un sistema precargado de menos de tres kilos de gas. El tipo del impuesto será una cantidad fija por kilogramo de gas fluorado de efecto invernadero, que resultará de multiplicar su potencial calentamiento atmosférico (PCA) por 0,020. Dicho gravamen oscilará entre los cero euros (menos de 150 PCA) y los 100 euros, el máximo permitido por la norma, para todos los gases con más de 5.000 PCA.
Por ejemplo, el gas más utilizado en los sectores antedichos, el R-404a (una mezcla de tres gases puros), tiene un precio medio que ronda los 7,5 euros por kilo, y su gravamen será de 75,7 euros por kilo, ya que tiene un PCA de 3.784, según fuentes empresariales. Es decir, 10 veces más que su precio medio. De esta forma, un kilo de R-404a que utilice una empresa alimentaria –por ejemplo– pasará a costar 82,68 euros. Once veces más que hasta ahora.
Así se desprende de los cálculos aportados en el Proyecto de ley de medidas en materia de fiscalidad medioambiental, publicado ayer en el Boletín Oficial de las Cortes generales. Según ha podido saber EXPANSIÓN, la memoria económica de este proyecto establece que se estima que el nuevo impuesto podría generar una recaudación en 2014 de 340 millones de euros en términos de devengo y de 255 millones en términos de caja.
Pero desde los sectores afectados apuntan que es muy posible que el impacto sea mayor. Las fuentes empresariales consultadas prefieren mantener el anonimato porque aún calculan el impacto global de este nuevo, complicado y poco explicado impuesto.
Y opinan que la finalidad ambiental de este gravamen tiene sentido únicamente si existen otras alternativas igualmente eficientes pero de menor impacto ambiental. Sin embargo, alertan de que, hoy por hoy, estas alternativas son inasumibles.
Fuente: Expansión