Las mujeres en Europa reciben una pensión alrededor de un 40% inferior de media a la de los hombres. Los eurodiputados votan esta semana propuestas para ayudar a reducir esta brecha.
Las europeas ganan de media alrededor de un 16% menos que los hombres, pero la situación empeora cuando se jubilan, con pensiones un 40% inferiores. El Parlamento aborda esta semana una propuesta para pedir a la Comisión Europea que elabore una estrategia para poner fin en la UE a esa brecha de género en las pensiones. Los eurodiputados debaten el informe con recomendaciones el lunes 12 de junio y lo votarán el miércoles 14 de junio. La autora del informe, la popular francesa Constance Le Grip quiere concienciar a las mujeres sobre la importancia de que comprueben las condiciones de su pensión cuando comienzan a trabajar.
La ponente en su informe sobre la necesidad de una estrategia de la Unión para eliminar y prevenir la brecha de género en materia de pensiones expone como brecha de género en materia de pensiones (gender gap in pensions, GGP por sus siglas en inglés) es uno de los múltiples avatares de la desigualdad entre mujeres y hombres.
De lo que se trata no es únicamente de alcanzar una verdadera igualdad de género, sino también de evitar las situaciones de pobreza y vulnerabilidad que es más probable que afecten a las mujeres con pensiones exiguas.
La ponente considera por tanto que, habida cuenta del gran número de variables que condicionan la GGP, hace falta seguir una estrategia global y generalizada para combatirla. Aunque en estos momentos no resulta posible la cuantificación directa del efecto de las distintas variables sobre el resultado final, lo que sí se puede asumir razonablemente, a falta de datos exactos y fiables, es que la GGP es un reflejo de la gran cantidad de desigualdades que experimentan las mujeres a lo largo de la vida y en su carrera profesional.
En la Unión sigue habiendo una brecha de género en materia de salarios, que en 2014 ascendía al 16,3 %, provocada en particular por los fenómenos de discriminación y segregación y por las interrupciones de la carrera profesional. Las circunstancias sociales, conyugales o familiares de los pensionistas inciden asimismo sobre la GGP, siendo la situación de las viudas de mayor vulnerabilidad en este sentido. Además, la GGP guarda una correlación positiva con el número de hijos: al desempeñar un papel de gran peso en la educación de los hijos en el hogar, las mujeres han de interrumpir reiteradamente sus carreras y se ven obligadas con más frecuencia a recurrir al trabajo a tiempo parcial. La GGP en el caso de las mujeres con una duración de carrera inferior a catorce años, por ejemplo, es dos veces mayor (64 %) que en el de las mujeres con una carrera más larga (32 %). Todos estos elementos unidos repercuten negativamente sobre los retiros y las pensiones de las mujeres, por lo que resulta necesario combatir estos factores.
La ponente aboga por todo ello por la aplicación de varias recomendaciones, siempre dentro del respeto del reparto de competencias entre la Unión y sus Estados miembros en aplicación del principio de subsidiaridad, y, de manera más general, anima a la cooperación y al intercambio de buenas prácticas entre los Estados miembros.