Los relevos en la empresa familiar suelen ser complicados, pero no lo es menos la transmisión de una compañía de este tipo a los descendientes. La maraña fiscal hace que la tributación en este tipo de operaciones difiera en función de la comunidad autónoma, pero incluso dentro de una misma región, como Catalunya, la factura fiscal para el contribuyente puede ser muy inferior en función de cómo se acometa la transmisión de acciones.
Un estudio de Fomento del Trabajo revela que la actual legislación catalana hace que sea más beneficioso traspasar la empresa familiar a través del Impuesto de Donaciones que por el de Sucesiones. Los descendientes tributan a un tipo máximo del 9% a partir de 600.000 euros, mientras que el tipo máximo de gravamen en las adquisiciones por herencia es del 32% por la parte de la base liquidable que exceda de 800.000 euros, dice el informe.
Por poner un ejemplo, una persona que recibiera una herencia de tres millones de euros, en la que se incluya la participación en una empresa familiar por 1,5 millones, pagará 143.353,2 euros a la Agència Tributària de Catalunya. En cambio, la factura se rebajará a 45.522 euros si el paquete accionarial se dona en vida y el resto de la herencia se cede por la vía de Sucesiones.
Se produce una ruptura absoluta con la funcionalidad de la donación, cuyo objeto no es otro que complementar al impuesto sobre Sucesiones para evitar que se proceda a vaciar el patrimonio de una persona en vida, advierte el informe de Fomento del Trabajo, elaborado por Mercedes de Albert. El citado documento concluye que esta situación no se da en otras autonomías, ya que en la mayoría de las comunidades no se aplica una bonificación en cuota reducida.
La competencia fiscal entre regiones es un hecho y Fomento del Trabajo asume que puede ser uno de los motivos por los que algunas empresas se instalen en otras comunidades autónomas antes que en Catalunya. Por esta razón, la organización que preside Joaquín Gay de Montellà volvió a insistir ayer en que la Generalitat se debería plantear una nueva rebaja en el impuesto de Sucesiones y Donaciones, así como en el de Patrimonio, un tributo que en muchos países ni siquiera existe.
Quizá si a un inversor se le dice que debe pagar un 40% en el impuesto de Sucesiones se irá a otro lugar, comentó De Albert. El documento concluye que debería aplicarse una ampliación de los mínimos exentos para familiares más cercanos.
Además, consideran que los gravámenes deberían estar armonizados en todas las comunidades autónomas. En este sentido, propone que el tipo máximo debería ser del 11%, frente al 32% que aplica Catalunya en algunos casos.
El informe evidencia que los contribuyentes catalanes están en clara desventaja frente a los beneficiarios residentes de Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha y las comunidades Valencia y de Madrid por el impuesto de Donaciones.
Fuente: Expansión