La banca ha sufrido la presión del Gobierno y de la sociedad en su conjunto y en 2018 ha disparado su contribución a las arcas del Estado. Las entidades, según sus propios números, pagaron el año pasado del Impuesto de Sociedades por su negocio en España algo más de 2.330 millones de euros, lo que supone un aumento del 80% con respecto a 2017.
La cifra incluye las aportaciones de las entidades cotizadas -Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankia, Bankinter, Unicaja y Liberbank-, además de Abanca. El resto de grupos financieros aún no han publicado sus cuentas.
El pago conlleva una tasa efectiva media del 24%, superior al mínimo del 18% que quiere establecer el Gobierno en su reforma tributaria incluida en los Presupuestos Generales de 2019. Los beneficios de estas nueve entidades casi alcanzaron los 10.000 millones brutos en el territorio nacional.
El sector ha dejado de utilizar en masa los activos fiscales diferidos que suman en su balance por pérdidas del pasado y por las provisiones para saneamientos y ha aumentado el dinero que dirige al Estado de manera general.
El único grupo que sigue utilizando los créditos diferidos para mejorar sus beneficios netos es Abanca, ya que destina apenas el 7,2% de sus ganancias brutas a pagar el gravamen. Sin embargo, su contribución en 2018 se incrementó casi un 3.000%, pasando de los 1,1 millones a los 33,6 millones. La entidad que más ha aumentado su liquidación de impuestos es CaixaBank.