El primer cometido que afronta la comisión de expertos que asesora al Gobierno en la reforma del sistema tributario es revisar el IRPF de las clases medias y bajas, las más castigadas por la crisis. Estos fiscalistas aconsejarán a Hacienda sobre la forma de rebajar la subida vigente desde enero de 2012, para lo que estudiarán reformar el sistema de bonificaciones por circunstancias personales y familiares, los llamados mínimos personales y familiares, según fuentes conocedoras del proceso.
Entre otras cuestiones, el grupo de sabios que lidera el catedrático de Hacienda Pública Manuel Lagares abogará por volver al sistema de mínimos que consideran genuinos y abandonar los actuales mínimos personales y familiares que lanzó Zapatero. Este cambio permitiría rebajar el tipo marginal más bajo cerca de 10 puntos. El saldo final de la revisión debería ser a la baja.
De hecho, el propio ministro de Hacienda declaró recientemente en el Congreso que la reforma fiscal supondrá una reducción de la fiscalidad para los que menos rentas tienen y para las capas medias, en sintonía con las prioridades de los expertos.
El mínimo personal y familiar supone la adecuación del IRPF a las circunstancias personales y familiares del contribuyente. Su función consiste en cuantificar aquella parte de la renta que, por destinarse a satisfacer las necesidades básicas personales y familiares del contribuyente, no se somete a tributación por el Impuesto.
El propio Lagares fue el ideólogo del sistema de mínimos original, que propuso en la primera reforma fiscal de Montoro de 1998, y que el Gobierno de Aznar lanzó un año más tarde con el fin de incrementar la progresividad del IRPF.
Este catedrático defiende que el sistema tributario debe ajustarse a la capacidad económica de los ciudadanos y, por lo tanto, tener en cuenta las circunstancias de cada hogar. Su modelo se basa en una deducción en la base de la cantidad fijada como mínimo, que deduce según la base de cada contribuyente.
Los mínimos personales y familiares minoraban la base imponible del contribuyente con objeto de exonerar de gravamen esas cantidades que se consideraban imprescindibles para vivir, lo que creó un concepto de base liquidable próximo a la noción de renta disponible.
Sin embargo, Solbes cambió este modelo en 2007 a instancias de expertos próximos al PSOE, para quienes una deducción por hijos en la cuota del IRPF es más progresiva que la deducción en la base, ya que alegaban que con la fórmula de Lagares el hijo de un rico vale más que el hijo de un pobre. Es decir, que al deducirse el mínimo en la base, un contribuyente con ingresos elevados obtiene una deducción superior a quien se lo deduce en una base mucho menor. El sistema que impuso Zapatero, en cambio, estipula una cantidad que se resta a la cuota, con lo que tiene el mismo efecto para todos.
La reforma de Solbes convirtió los mínimos personales y familiares en deducciones de cuota mediante un complejo mecanismo: para determinar la cuota íntegra hay que aplicar la tarifa progresiva dos veces.
Primero, al total de la renta generada del contribuyente. Después, a la suma de los mínimos personales y familiares de cada ciudadano. La diferencia entre estas dos cantidades determina la cuota íntegra. El sistema que creó Zapatero obliga a subir los tipos marginales más bajos para no perder recaudación. Con su reforma, pasaron del 15% al 24%. En último término, los que menos tienen pasaron a pagar más, aunque su mínimo personal y familiar fuera exactamente igual al de los más ricos. El modelo opera como una deducción en la cuota al 24% para todos los contribuyentes. De hecho, el cambio al modelo de Lagares permitiría reducir los tipos marginales en más de un 20% sin pérdida de recaudación.
Los expertos de Montoro también analizarán el Impuesto sobre Sociedades con el fin de ampliar la base y bajar el tipo, es decir, de acercar tipo nominal y efectivo e impedir que las grandes empresas casi no paguen tanto como las pymes.
Estos sabios también revisarán los Impuestos de Patrimonio y Sucesiones. Además, reorganizarán la maraña de tributos verdes de las comunidades.
Fuente: Expansión