Los impuestos al trabajo en España se encuentran entre los más elevados de la OCDE.Incluyendo la parte de la Seguridad Social que paga el empresario, las cargas fiscales sobre el trabajo que paga un empleado con un sueldo medio ascienden al 41,4%, una de las más elevadas de la OCDE según el informe Tax Wedge,que elabora esta organización.
Sólo hay seis países donde las empresas asuman una carga más elevada sobre las cotizaciones sociales: Francia, Estonia, República Checa, Italia, Suecia y Bélgica.
Resulta excesivamente complicado competir con otros países del entorno cuando las empresas españolas tienen que soportar unos mayores costes por su mano de obra. El coste de la contratación es hasta un 70,6% superior a lo que el trabajador ve reflejado en su retribución neta. Esta brecha o cuña fiscal desincentiva la contratación.
Hay otra diferencia: la renta disponible. Tanto los países nórdicos como España soportan una presión fiscal superior al 40% sólo por sus rentas al trabajo, pero los ingresos suecos prácticamente duplican los españoles.Esto supone que los españoles hacen un esfuerzo fiscal mucho mayor para sostener el peso del sector público, lo que deja mucho menos dinero en sus manos para consumir e invertir, las actividades que en última instancia, junto con las exportación, promueven el crecimiento económico.
La cuña fiscal sobre el trabajo actúa de forma perniciosa sobre todos los niveles de renta. Pero fundamentalmente sobre los trabajadores que generan menos valor añadido. Estos tienen muy complicado encontrar un empleo, porque es difícil que su productividad sea mayor que el salario mínimo más las cotizaciones asociadas a él.
Los trabajadores más cualificados, con mayores sueldos, también ven muy castigado fiscalmente su trabajo, con un tipo marginal del 52% de media, pero que se eleva hasta el 56% en Cataluña, el tipo impositivo más alto del mundo sólo por detrás de Aruba y Suecia. Los distintos gobiernos han perdido la oportunidad de reducir cotizaciones sociales cuando el saldo presupuestario en la Seguridad Social era favorable.
Ahora se ha subido el IVA;por ello, junto con un recorte del IRPF, rebajar las cotizaciones es una asignatura pendiente que el Gobierno tendrá que aprobar cuanto antes para incentivar la creación de empleo reduciendo su coste tributario. Es cierto que las finanzas de la Seguridad Social no están en su mejor momento, pero si se logra aumentar el empleo, reducir la economía sumergida y, por tanto, elevar el número de cotizantes, mejorará la recaudación.
Fuente: Expansión