También la fiscalidad. El espíritu reformista del Gobierno no se para con las reformas de laboral y del sistema financiero, sino que se extiende a casi todos los ámbitos de la economía, entre ellos la política tributaria.
Así lo confirmaba el martes la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien afirmó que el afán reformista no decaerá y aprobaremos nuevas reformas en materia de sector público, en materia de transparencia, ajustaremos los organismos reguladores y los criterios de eficiencia que necesita este país y acometeremos todas las reformas de competitividad: de la energía, la fiscal, la educativa, la de justicia… para volver a colocarnos a la cabeza de los países modernos y de los países eficientes.
En relación con la reforma fiscal, técnicos del Ministerio de Hacienda apuntan que la idea es constituir una comisión de expertos para analizar los distintos puntos a abordar en la reforma que, aunque está previsto que se haga, no será en el corto plazo.
La idea de los responsables económicos del Ejecutivo es que en la reforma se aborden modificaciones en el Impuesto sobre la Renta, en Sociedades, en el Impuesto de comunidades autónomas y en las polémicas SICAV, las Sociedades de Inversión en Capital Variable, que tributan al 1 por ciento en el Impuesto de Sociedades.
Mínimos exentos También esta previsto que se incluya una mejora en la tributación de los planes de pensiones y un nuevo plan de lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida.
En materia de IRPF, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ha anunciado ya la intención del Gobierno de aumentar los mínimos personales y familiares exentos de tributación en este impuesto, además de equiparar sus cuantías con independencia del régimen por el que opte la unidad familiar.
Por lo que respecta al Impuesto de Sociedades entre los temas a estudiar figuran la equiparación entre la tributación de los trabajadores autónomos y la sociedades, además de la anunciada mejora del tratamiento fiscal de los beneficios empresariales que sean reinvertidos en la empresa y de mantener los tipos reducidos del impuesto para las pymes, siempre y cuando mantengan el empleo.
Fuente: El economista