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Esta medida se acompaña de una mejora de la cuantía de las mismas
El Gobierno británico ha optado por reforma de una forma paulatina el sistema de pensiones existente en este país de forma que los cambios se estructuran en tres grandes bloques: retraso de la edad de jubilación, mejora de la cuantía de las pensiones y obligación de aportar una cantidad a un fondo privado en beneficio de cada trabajador.
Las novedades entrarán en vigor en su mayoría a partir de 2012 y sólo afectarán a los trabajadores que ahora tienen menos de 47 años.
Por lo que respecta a las nuevas edades de jubilación, la edad de jubilación tanto de hombres como de mujeres se retrasará a 66 años de edad en 2024, 67 años en 2034 y 68 años en 2044, con diez años de transición en cada caso (actualmente la edad de jubilación está fijada en 65 años para hombres y 60 años para mujeres). Como contrapartida a esta elevación de la edad de jubilación, el número mínimo de años de cotización para tener derecho al 100% de la pensión pública se reduce a 30 años, frente a los actuales 39 años para las mujeres y 44 años para los hombres.
Con el nuevo sistema, el incremento del importe de las pensiones públicas se vincula al crecimiento de los salarios pero no a la inflación.
Para asegurar el éxito del nuevo sistema, se crea un nuevo sistema nacional de pensiones al que deberán acogerse obligatoriamente los nuevos empleados, salvo que renuncien a ello expresamente. Los empleados deberán aportar un 4% de su salario, las empresas un 3% y el Estado un 1% en forma de desgravaciones fiscales que nutrirán un fondo privado titularidad de cada trabajador y que podrá ser invertido en acciones u otros productos financieros. Las empresas con un sistema privado igual o superior a éste estarán exentas de esas contribuciones.
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