Los trabajadores no disfrutan del mismo nivel de protección social dentro de la UE. En un entorno económico competitivo, algunas empresas intentan ahorrar costes laborales a base de empeorar las condiciones de sus trabajadores, el denominado “dumping social”. En la sesión plenaria del 12 al 15 de septiembre el Parlamento pidió que se ponga fin a esta manera de competencia injusta y abordó medidas para reconciliar trabajo y vida personal y asegurar un salario mínimo.
Las empresas siempre intentan minimizar sus costes, incluidos los costes laborales. El dumping social consiste en reducir esos costes mediante prácticas ilegales, explotadoras e intencionalmente abusivas.
Las compañías de la UE pueden, por ejemplo, enviar a sus trabajadores a otros países miembros de manera temporal, pero esta realidad puede traducirse en un abuso al hacerles trabajar para empresas ficticias o bien obligarles a encadenar determinados puestos con el único propósito de ahorrarse la diferencia salarial entre empleados desplazados y contratados locales.
Otro ejemplo son los falsos autónomos. Algunas compañías obligan a sus trabajadores a declararse autónomos, pese a ser simples asalariados, para ahorrarse las cotizaciones a la seguridad social.
Los sectores más afectados por el dumping social son la agricultura, la construcción, los servicios de catering, transporte, salud y de asistencia doméstica.
Los eurodiputados han adoptado un informe elaborado por el socialdemócrata francés Guillaume Balas, que define el dumping social como “una amplia gama de prácticas abusivas intencionadas y de elusión de la legislación europea y nacional existente».
Para acabar con estas prácticas, reclaman que se aumente el número de inspecciones, que se cree una lista negra de compañías que incurren en este tipo de abusos y que se cree una tarjeta europea de la seguridad social.
Estas recomendaciones resultan especialmente importantes en el contexto de la prevista revisión de la normativa sobre el desplazamiento de trabajadores.
Salarios mínimos
El dumping social, el desempleo y los bajos salarios aumentan el riesgo de pobreza y exclusión social.
Durante la sesión plenaria de septiembre de 2016, los miembros también discutieron los sistemas de ingresos mínimos en la UE.
El presidente de la comisión de Empleo y Asuntos Sociales, el alemán Thomas Händel, de Izquierda Unitaria, destacó que los trabajadores desplazados deberían contar con «una renta mínima adecuada de al menos el 60 por ciento del salario medio del Estado miembro en cuestión”, lo que permitiría hacer frente a los costes básicos diarios e impulsar la recuperación económica.
Equilibrio trabajo-vida personal
Encontrar un equilibrio adecuado entre las exigencias laborales y los compromisos familiares y de la vida personal es un reto enorme al que tienen que hacer frente los trabajadores, especialmente si tienen hijos o personas a su cargo.
En este contexto, los eurodiputados respaldaron el 13 de septiembre otro informe, elaborado por las eurodiputadas Vilija Blinkeviciute, socialdemócrata, y Tatjana Zdanoka, del grupo de Los Verdes, en el que piden que se mejore la legislación sobre permisos paternales y haya más flexibilidad en el trabajo, así como servicios de calidad para el cuidado de los menores.
Fuente: Parlamento Europeo